sábado, 20 de noviembre de 2010

YOU´VE GOT A FRIEND

Hace algunos años, mientras veía un capítulo de mi serie favorita "The Wonder Years", escuché una maravillosa canción llamada “You've got a friend”, interpretada por James Taylor. Es que el episodio en cuestión trataba de la amistad inquebrantable de dos niños, algo que sería permanente durante el resto de sus vidas. No tarde mucho tiempo en averiguar la traducción de la letra y el nombre de la compositora, mi admirada Carole King. El tema originalmente era parte del disco “Tapestry” y contiene una letra extraordinaria, parte de ella dice:

"Cuando estés triste y nerviosa,
Y necesites una mano amiga,
Y nada, nada te vaya bien,
Cierra los ojos y piensa en mí,
Y pronto estaré allí,
Para alegrar tus nubladas y oscuras noches".

No puedo negar que es una de mis canciones preferidas, que me tocó de una manera especial desde un primer momento. Lo cierto es que la música puede ser un excelente vehículo para transmitir emociones justas y nobles, para decir que el mundo puede ser mejor y que no hay “montaña lo suficientemente grande” como manifiestan Marvin Gaye y Tammi Terrell en esa inolvidable declaración de intenciones llamada “Ain't no mountain high enough”, que fuera también parte de la banda sonora de “Remember the Titans”.

Me pregunto cómo hace una artista para encontrar la inspiración en el momento justo, para expresar las palabras necesarias, para manifestar sentimientos de reflexión de cosas verdaderamente importantes y que la superficialidad pase a segundo plano. Me pregunto cómo hicieron Paul Simon y Art Garfunkel para crear “Bridge over Troubled Water” y de esta manera transmitir sentimientos tan honestos y profundos, sin caer en la sensiblería barata.
Que podamos disfrutar de estos momentos de reflexión a través de la música y de canciones atemporales y que trascienden modas y estilos.













sábado, 6 de noviembre de 2010

YESSONGS

Siempre he considerado que las actuaciones en vivo de un grupo son su prueba de fuego, es decir, que es en el directo que se puede demostrar “de la madera por la que están hechos”. Es evidente que las falencias y limitaciones de un artista, que se ven disfrazadas o cubiertas en un estudio de grabación, saltan a la vista y se perciben por los oídos, cuando los músicos o cantantes se deben enfrentar a un público, no necesariamente exigente, y también es evidente que ni la tecnología es capaz de cubrir la carencia de calidad interpretativa o voz, así como tampoco de la ejecución de los instrumentos. Ejemplo típico de esto, las actuaciones de las “Boy Band”.
Ahora, por el otro lado, encontramos a los “grupos de verdad”, ejemplos de magistral ejecución, y una clara muestra de dar lo mejor de sí. Una de estas bandas fue YES, clásica agrupación de Rock Progresivo, quienes en 1973 lanzaron el que es el mejor disco en vivo de esta corriente, y uno de los mejores de la historia en cualquier género; nos referimos – como no- al clásico "Yessongs", un álbum que se grabó durante la gira “Close To The Edge”. No es de extrañar la calidad de la grabación por varias razones, la principal de ellas, que Yes estaba conformada por una constelación de músicos: Jon Anderson en la voz, Steve Howe en guitarra, Chris Squire con el bajo, Bill Bruford tocando la batería en 2 canciones del disco, Alan White en el resto, y a cargo de los teclados el Maestro Rick Wakeman, considerado como el más destacado tecladista de rock de la historia.
Dado que el álbum contiene las mejores canciones del grupo a partir del “The Yes Album”, se podría decir que este un disco de grandes éxitos, además que las versiones en vivo son fieles – y mejores- a los temas originales en estudio. Todos los temas son excepcionales, aunque a nivel personal siempre nos queda en la memoria el solo de guitarra de Howe al final de "Siberian Khatru" y la velocidad del teclado de Wakeman en "Roundabout", por otro lado "Yours Is No Disgrace" y "Starship Trooper" son un prodigio de ejecución del grupo al completo.
Nosotros siempre nos daremos tiempo para escuchar este mágico disco, sin artificios, tan sólo música maravillosamente ejecutada.